Cuando vienes a la consulta con dolor de cuello, lo normal sería que te preguntemos por la postura, si dormiste mal o si te pasaste horas con el móvil. Pero aquí, en nuestra forma de trabajar, vamos un poco más allá. Y puede que te sorprenda que lo primero que te preguntemos sea: ”¿Cómo llevas la barriga?”
¿Qué tiene que ver el intestino con el dolor?
Mucho más de lo que imaginas.
El intestino no solo digiere alimentos. Es un órgano con su propio sistema nervioso, que se comunica constantemente con el cerebro y con todo el cuerpo a través del nervio vago y del sistema inmunológico. Cuando el intestino está alterado (con inflamación, gases, estreñimiento, diarreas, intolerancias…), esa “mala señalización” puede amplificar o incluso generar dolor en otras partes del cuerpo. Sí, incluso en el cuello.
Inflamación silenciosa: el enemigo invisible
Uno de los grandes vínculos entre intestino y dolor crónico es lo que llamamos inflamación de bajo grado. No duele directamente, pero activa constantemente al sistema inmune y al sistema nervioso. Esto mantiene a tu cuerpo en un estado de alerta constante que hace que cualquier molestia —como una contractura leve— se vuelva más intensa o duradera.
Lo que sentimos… y lo que no vemos
Muchas personas con dolor crónico también tienen:
• Digestiones pesadas
• Hinchazón después de comer
• Cansancio tras las comidas
• Cambios de humor sin razón clara
Son señales de que el sistema digestivo no está equilibrado. Si no lo atendemos, los síntomas musculares no mejoran del todo… o vuelven.
Nuestro enfoque: mirar dentro para sanar fuera
En nuestra forma de entender la salud, el cuerpo es una red de redes, y el intestino está en el centro de muchas conexiones. Por eso, preguntarte por tu digestión no es algo raro para nosotros. Es parte esencial del tratamiento.
A veces, una pauta nutricional, un cambio de hábitos o apoyar el sistema digestivo es tan importante como movilizar una vértebra o relajar un músculo.

¿Dolor crónico que no se va? Tal vez la clave esté en tu barriga.
Y por eso, aquí, no nos limitamos a tratar síntomas… sino a escucharte de verdad.